Mi Miedo

De niña solía tener un sueño recurrente, más bien era una pesadilla. Siempre era el mismo, pasaba exactamente lo mismo siempre, una y otra vez.

En la pesadilla, me encontraba en una fiesta cumpleaños de una amiguita, pasándola bien chévere, divirtiéndome, como todas las niñas de la fiesta.

Llega el momento de abrir los regalos. La niña que cumplía años va sacando sus juguetes y abre un regalo con un muñeco muy particular.

Este desagradable muñeco de repente cobra vida, pero eso no lo peor, no.

Comienza a perseguirme, a  mí, solo a mí. Pero eso no lo peor tampoco.

Nadie más lo ve, solo yo, pero eso no lo peor, aún.

Voy donde mi madre a pedirle ayuda, a mi madre, mi protectora, la que me dio la vida. Pero ella estaba muy entretenida hablando con las madres de las otras niñas. Le digo desesperada lo que me está ocurriendo, y no me cree, no le presta importancia.

Sigo caminando, dando vueltas a ver si el muñeco desaparece, o se queda quieto, y nada, continua persiguiéndome.

Regreso buscando ayuda donde mi madre, esta vez me ignora por completo.

Sigo en mi agonía ¿qué se supone que haga una niña indefensa ante semejante situación? Les mencioné que el muñeco no tenía buena pinta.

Pero si ustedes creen que ya lo peor había pasado, se equivocan.

Cada vez que volteaba, tenía detrás al horripilante muñeco endemoniado.

En determinado momento me volteo, veo que tenía en sus manos un objeto punzante, listo para atacarme, ¡me iba matar!

De repente aparecen en mis manos un martillo gigante. Me volteo y le caigo a golpes al muñeco, golpes, golpes hasta asegurarme que estaba totalmente desmantelado, derribado, aniquilado.

Si creen que lo peor había pasado, están en lo correcto. Estoy a salvo.

Eventualmente dejé de soñarlo, desapareció de camino a la adolescencia.

Nunca comprendí la razón de esta pesadilla repetitiva. Dicen que los sueños encierran significados a veces de cosas que guardamos en el subconsciente. No fue hasta hace poco tiempo que entendí lo que significaba, fue más bien como una revelación.

Se los voy a compartir:

# 1, Era solo yo quien veía el muñeco poseído, así que solo existía en mi realidad.

# 2, Si era solo mi realidad yo lo había creado. Una parte de mi le daba vida, entendí que representa mi sombra, mis miedos.

# 3, El instrumento, el martillo gigante, que apareció en mis manos, era mi recurso.

# 4, Solo yo puedo derribar mis propios miedos, El martillo me llegó por gracia, pero yo era la que tenía que decidir usarlo, nadie más lo iba a hacer por mí.

Nadie vendría a rescatarme, solo yo era quien podía salvarme.

¿Y tú, que miedos necesitas vencer?

Yesenia Rodriguez